-Pero, ¿nos vamos a ver en vacaciones? -Sí, mi Quique... Nos vemos la próxima semana... -¡Bientos...! Estuvimos juntos la siguiente semana, pero ya no nos vimos... Y ya no pude decirte nada más... Ya no puedo decirte nada más...
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Mostrando las entradas de 2009
Metáfora primera del adiós...
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Los ríos van recogiendo la lluvia a su paso, hasta que encuentran un embalse que los contiene... El embalse se va llenando y llenando, no sólo con los recuerdos de la lluvia, sino con todo lo que arrastró a su paso. Rencores viejos y rencores nuevos, el embalse rebosa... ... y un día simplemente no puede resistirlo más... y revienta...
Parodia a la utopía
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Mario Benedetti, in memoriam: Sin él, no hubiera habido puchunga-utopía. ¿Cuándo iba a creer -díjeme a mí mismo- que mi puchunga dejaría de ser utopía? ¿Cómo viene a ser que ahora los horizontes se contraen, que las fronteras se refuerzan aunque las derribe? ¿Cómo fui a creer -díjeme a mí mismo- que su palabra era genuina, si sus ojos y su boca despreciaban; o que su amor, que ni remoto era amor, sino un vago espejismo, podía ser cosa de este mundo? ¿Cómo voy a creer -díjeme finalmente- que mi puchunga dulce, osada, eterna acabó con mi utopía?
Diez puntos de la felicidad kikewaana
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Según mi estúpida manera de entender el mundo (y vaya que lo es), este mundo moderno nos conduce vertiginosamente a la descuidarnos mucho; dejamos de consentirnos y apapacharnos para ser competitivos y darle al mundo justo lo que espera de nosotros. Pero cuando logramos desacelerarnos y poquito y darnos apapacho, encontramos en cosas sencillas una lucecilla de felicidad y disfrute, que nada en el Universo puede quitarnos. Atendiendo la invitación de Mónica , procedo a enumerar las diez cosas que me dan esa lucecilla de felicidad: 1.- Leer (Especialmente a Sabines, Benedetti o Vargas Llosa) 2.- Los sábados y campamentos de los scouts. 3.- Viajar de mochilazo. 4.- Manejar distancias largas. 5.- Preparar espresso. 6.- Visitar la Sierra Madre Oriental, especialmente si hay oportunidad de darme un chapuzón en alguna poza. 7.- Cocinar. 8.- Una buena plática en el café con mis amigos. 9.- Tomar una buena foto en sepia o en blanco y negro. 10.- Saber que he hecho cosas que nunca creí que haría...
Fotojuegos
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Bien... Aceptado el reto de Mónica, procedo como se propuso: En esta foto estoy en las actividades previas a la ceremonia del Fuego Nuevo, en la que cada primer sábado del año se renueva la promesa scout. Los niños que me acompañan son los nuevos Lobatos y Lobeznas, a los cuales les estoy enseñando a hacer el nudo de rizo, parte de la técnica scout básica y lo que todo buen scout debe saber. El reto de la foto consiste en abrir la carpeta de imágenes, seleccionar la tercera carpeta. Si dentro hay más carpetas, seguir abriendo la tercera, o la carpeta que haya. Una vez que sólo haya fotos, elegir la tercera y describirla. Le paso el reto a: Tania B. Diana C. Ewaldo.
Receta para hacer pomada de corazón
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Ingredientes: Un corazón lleno de amor. Varios litros de lágrimas (Estas se maduran solas y brotan cuando se ha realizado el paso 6). Procedimiento: 1.- Enamórese de una puchunga. 2.- Ofrézcale ciegamente su corazón a la puchunga. 3.- Siga a la puchunga a donde quiera que vaya. Múdese de ciudad en caso necesario. 4.- Por más que intente evitarlo, la puchunga lo lastimará cuando esté enojada; déjela actuar libremente, ya que este paso es vital para el procedimiento. 5.- Esfuércese por ser lo que la puchunga exija (no espere que funcione, éso no pasa). 6.- La puchunga en algún momento tomará su corazón y lo dejará pulverizado. 7.- Tome el corazón (o mejor dicho, el polvo que quedó de él) y póngalo donde estaba originalmente. 8.- Llore a lágrima viva una vez que la puchunga haya desaparecido (esto pasará). 9.- Procure que todas las lágrimas le caigan al corazón. 10.- Viaje de noche oyendo canciones que eran comunes con la puchunga. 11.- Continúe llorando un par de meses más. 12.- Siga re...
Conclusión y cierre
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La puerta ha estado abierta de par en par... la mengana no ha vuelto. Se ha escrito en prosa y en rimas; la mengana no ha vuelto. Se ha cantado y se ha recitado; la mengana no ha vuelto. La puerta sigue abierta; la mengana... ¿no ha vuelto? Se ha llorado, se ha rogado; la mengana no ha vuelto. Se ha pensado y se concluye: la mengana no volverá. La mengana no vuelve; se finaliza: la puerta se clausura.
Puntos de tiempo
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Es tiempo de cerrar heridas reci entes y de retomar los proyectos trazados; tiempo de regresar al punto de partida y corregir el rumbo. Es tiempo de soltar ataduras, de dejar en libertad; tiempo para reencontrarse a sí mismo y serenarse. Es tiempo para valorar lo obtenido, lo que rodea y lo futuro; tiempo para darse cuenta de que aún hay tiempo.
Descubrimientos de la tarde gris
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En mitad de esta tarde lluviosa, en que la alegría decidió exiliarse de mí, descubro que ha cobrado fuerza la tentación del fatalismo. Descubro que tengo manos abandonadas, que morirán de inanición cuando terminen de entender que fueron desterradas de tus manos, de tu cuerpo, de mis caricias de tí... Descubro que tengo un par de ojos que no sienten más que un profundo cansancio de derramar agua de mar desde el silencio de las horas y la ausencia de tu mirada encantadora. Descubro que tengo, además, el dolor más hondo que puede llevarse en el pecho; aquel que surge de la pérdida de lo que se prometió imperdible; el dolor de una distancia intromisoria y entrometida que vino a traerme la certeza de que eres sólo una utopía. Descubro que tengo, en resumidas cuentas, el dolor de que me duelas.
Necrologías
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Puchungo murió tras una larga agonía de un poco más de un mes y medio, quizá dos... Dicen los doctores que sufrió de un ataque al corazón provocado por alta exposición accidental a una fuente de desdén, que, si bien no lo mató, lo dejó muy débil. "Sobrevivirá", decían ellos; y así fue. Poco después, Puchungo fue agredido por unos matones, que disparaban balas impregnadas de una sustancia, que al penetrar en el cuerpo, convencían al herido de que no valía nada, de que su amor no era digno de ser recibido por mujer alguna; lo hacían creer a uno que era poca cosa... nada que valiera la pena, poco interesante y tremendamente aburrido, y principalmente de ser un estorbo a los planes [verdaderos] de la gente a su alrededor. Aún con esto, sobrevivió. Finalmente, fue segado de este mundo por el tiro de gracia que vino con el silencio de los días. Los intelectuales y estudiosos dicen que Puchungo era un idealista y que eso fue lo que lo mató. Que debido a que pasó su adolescencia trat...