Remembranzas de mi amigo.
Hace unos días estaba sentado afuera de mi casa, en la banqueta, fumando un cigarro y tomándome una taza de café. En eso, pasó un coche con una figurilla extraña en el cofre (Me parece que la figurilla era un águila al vuelo) que me hizo recordar una anécdota de hace algunos años.
Una vez, también sentado en la banqueta de mi casa, pero en ese entonces no fumaba y era un poco más temprano para estar tomando café, estaba platicando con mi amigo del alma, Fredy (Alfredo Cerón Castrejón). Realmente no recuerdo de qué estábamos hablando, aunque lo más probable es que estuviéramos hablando de nuestros ligues...
En eso estábamos cuando de repente pasó una camioneta roja que, al igual que el coche que me hizo recordar esta anécdota, tenía una figura en el cofre: era un alacrán hecho con alambres doblados, pero a primera vista parecía una araña... nuestra reacción fue un torrente de carcajadas que inundó el aire de esa tarde.
Podría parecer simple esta historia, y tal vez para muchos lo sea, pero no han tomado en cuenta que el modelo de la camioneta era realmente viejo. Además le hacía falta la tapa de la caja, que fue ingeniosamente sustituída por unas cadenas, que al momento en que la camioneta se iba a un bache producían un sonido que aún a una distancia considerable se distinguía perfectamente bien. Y así, la pintura raspada, las cadenas y la araña (bueno... el alacrán) hacían que el cuadro nos pareciera muy gracioso.
Estuvimos riendo alrededor de diez minutos. De pronto, nos percatamos de un sonido metálico que se iba aproximando a nosotros. ¿Adivinaron? Sí, efectivamente: la camioneta de la araña. Fredy y kikewaa estuvieron otros quince minutos riendo como locos...
En esa semana nos volvimos a encontrar dos o tres veces a la camioneta de la araña. Y, por supuesto, reíamos cada vez que ésta aparecía...
Han pasado aproximadamente siete años de este hecho. Y confieso que desde hacía como tres años no recordaba esta anécdota arácnida. Y me parece curioso como algo tan inesperado, como el coche del águila, nos pueda remontar instantáneamente al pasado. De hecho, mientras escribía este post, me empecé a reir con la misma intensidad de aquellos días de la camioneta de la araña... Hasta mi jefa quería saber de qué me reía, y por supuesto, al contarle también se rió...
Fredy, espero que tú también te acuerdes y te rías tan fuerte como yo...
Una vez, también sentado en la banqueta de mi casa, pero en ese entonces no fumaba y era un poco más temprano para estar tomando café, estaba platicando con mi amigo del alma, Fredy (Alfredo Cerón Castrejón). Realmente no recuerdo de qué estábamos hablando, aunque lo más probable es que estuviéramos hablando de nuestros ligues...
En eso estábamos cuando de repente pasó una camioneta roja que, al igual que el coche que me hizo recordar esta anécdota, tenía una figura en el cofre: era un alacrán hecho con alambres doblados, pero a primera vista parecía una araña... nuestra reacción fue un torrente de carcajadas que inundó el aire de esa tarde.
Podría parecer simple esta historia, y tal vez para muchos lo sea, pero no han tomado en cuenta que el modelo de la camioneta era realmente viejo. Además le hacía falta la tapa de la caja, que fue ingeniosamente sustituída por unas cadenas, que al momento en que la camioneta se iba a un bache producían un sonido que aún a una distancia considerable se distinguía perfectamente bien. Y así, la pintura raspada, las cadenas y la araña (bueno... el alacrán) hacían que el cuadro nos pareciera muy gracioso.
Estuvimos riendo alrededor de diez minutos. De pronto, nos percatamos de un sonido metálico que se iba aproximando a nosotros. ¿Adivinaron? Sí, efectivamente: la camioneta de la araña. Fredy y kikewaa estuvieron otros quince minutos riendo como locos...
En esa semana nos volvimos a encontrar dos o tres veces a la camioneta de la araña. Y, por supuesto, reíamos cada vez que ésta aparecía...
Han pasado aproximadamente siete años de este hecho. Y confieso que desde hacía como tres años no recordaba esta anécdota arácnida. Y me parece curioso como algo tan inesperado, como el coche del águila, nos pueda remontar instantáneamente al pasado. De hecho, mientras escribía este post, me empecé a reir con la misma intensidad de aquellos días de la camioneta de la araña... Hasta mi jefa quería saber de qué me reía, y por supuesto, al contarle también se rió...
Fredy, espero que tú también te acuerdes y te rías tan fuerte como yo...
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