Kiketecutlán

Amor: No estoy seguro de que seas tú; quizá ni tú sepas que soy yo. Pero aún en la distancia, nuestras almas se han encontrado ya. Mi existencia tiene sentido por esto; ahora puedo esperarte toda una vida y cien veces más hasta que, por fin, estemos juntos para siempre.

Miro dentro de tus ojos y me encuentro con tu amor puro y una cálida ternura que me torna vulnerable. La luna se dibuja en tu sonrisa y bien puedo pensar que el cielo en las noches frescas la toma prestada para cubrir al mundo con su luz. Contemplo extasiado tu rostro y descubro su perfecta armonía; ésa misma que mi corazón busca para latir al ritmo adecuado. Esta noche bella, al pensarte una vez más, las estrellas me dicen que tú eres de otro, y te vuelves más irreal (aún más) que todos los besos que en el viento he derramado.