Parodia a la utopía
Mario Benedetti, in memoriam: Sin él, no hubiera habido puchunga-utopía. ¿Cuándo iba a creer -díjeme a mí mismo- que mi puchunga dejaría de ser utopía? ¿Cómo viene a ser que ahora los horizontes se contraen, que las fronteras se refuerzan aunque las derribe? ¿Cómo fui a creer -díjeme a mí mismo- que su palabra era genuina, si sus ojos y su boca despreciaban; o que su amor, que ni remoto era amor, sino un vago espejismo, podía ser cosa de este mundo? ¿Cómo voy a creer -díjeme finalmente- que mi puchunga dulce, osada, eterna acabó con mi utopía?