-¿Por qué lloras, princesa? -Le preguntó kikewaa, mientras se sentaba a su lado en la banca de la plaza. -Yo no estoy llorando. -minitó ella y ocultó el rostro de la vista de su interlocutor. -Claro que sí. -terció su amigo. Después de secarse las lágrimas y meditar su respuesta, ella le respondió -¿Alguna vez pensaste que el silencio de una persona pudiera ser una traición? -No entiendo qué quieres decir... -Es muy simple: Imagina que existe una promesa mutua entre dos personas que, según se ha dicho, se aman. Pasa poco tiempo y esa promesa es rota por una de las partes. Pasa más tiempo y quien rompió la promesa no dice nada... -Ciertamente es grave romper promesas. Especialmente cuando se hacen entre dos seres que se aman. Pero, ¿por qué te afecta hasta el punto de las lágrimas? -Porque es a mí a quien le han roto esa promesa...